Monday, January 12, 2009

Política y economía en Venezuela

Los dos procesos más poderosos que afectarán este año a Venezuela llegarán simultáneamente a principios de 2009: el referendo constitucional para permitir que el presidente Chávez se postule para un nuevo período presidencial y los efectos de la crisis económica que golpeará a todos los países de América Latina.

Los dos están enlazados en forma inextricable. La orientación socialista de Venezuela ofrece al país la posibilidad de defender el nivel de vida del pueblo venezolano y la economía nacional contra las tendencias extremadamente negativas de la crisis financiera internacional. La victoria de la “oposición” y el fin de la orientación socialista del país lo expondrían al impacto total de la crisis financiera internacional, lo que implicaría una severa caída del nivel de vida del pueblo venezolano y un grave daño a la economía nacional.

Las razones para esta cruda y simple selección son fáciles de entender. La economía de Venezuela, igual que la de todos los países de América Latina, sufrirá el impacto de la crisis financiera internacional. Cada uno de los países más importantes del mundo se está viendo obligado a enfrentar esta crisis, y lo está haciendo, a través de aumento del papel del estado en la economía; por lo tanto, la orientación socialista de Venezuela ofrece la mejor oportunidad para confrontar la crisis económica actual.

En contraste, la “oposición”, debilitando o desmontando el papel del estado en la economía venezolana, provocaría, en primer lugar, enormes penurias para el pueblo, pues la crisis económica sería resuelta a sus expensas; en segundo lugar, dejaría la economía nacional de Venezuela debilitada e inerme ante la mayor crisis financiera de los últimos 80 años.

Por lo tanto, la victoria del presidente Chávez en el referendo es vital no solo por razones morales, políticas y sociales, sino por motivos directamente económicos. Por consiguiente, explicar la relación entre el referendo y la opción de Venezuela para enfrentar la crisis económica internacional también es crucial.

A continuación abordaremos en detalle las implicaciones de decidir entre defender los niveles de vida y la economía nacional de Venezuela, a través de la orientación socialista de la economía, o dejar que la población y la economía venezolanas sean golpeadas por la crisis financiera internacional, debido a las políticas de la oposición.

La razón por la que la orientación socialista de Venezuela es una ventaja decisiva frente a la crisis económica internacional se puede entender fácilmente. El núcleo de cualquier recesión, en particular una tan grave como la actual, es la caída de la inversión privada. En una economía privada, las compañías reducirán la inversión, lo que hará que la economía entre en una fuerte espiral descendente. Sin embargo, una economía socialista, como la de China o Cuba, no tienen que permitir que caiga la inversión. Por ende, la decisión entre seguir una orientación socialista en Venezuela, que significa intervenir en forma decisiva en el proceso de inversión para impedir su caída, o tomar otro camino diferente al socialismo y permitir que las compañías privadas arrastren la economía con ellas en su caída debido a la falta de inversión determinará el destino de Venezuela durante la crisis económica actual.

Las consecuencias de una recesión internacional en una economía dominada por la propiedad privada se muestran en las Figuras 1 y 2.

La Figura 1 muestra el desarrollo de los diferentes componentes del PIB interno de Estados Unidos en la crisis económica más clásica de todos los tiempos, la Gran Depresión en Estados Unidos después de 1929.

Figura 1


La Figura 2 muestra los componentes internos del PIB estadounidense al entrar en la recesión económica actual; la similitud entre los dos gráficos es evidente. La magnitud de la caída económica después de 1929, hasta ahora, es, sin duda, mucho mayor que la actual, pero el patrón de la recesión actual es totalmente clásico.

Figura 2



Analizando estas tendencias con mayor detalle se observa que durante la Gran Depresión, la caída del PIB (Producto Interno Bruto) de Estados Unidos fue de 29,7 por ciento. El gasto público en consumo aumentó durante la recesión. La caída del gasto en consumo personal después de 1929 fue muy fuerte, pero menor que la caída general del PIB. La fuerza motriz de la recesión fue el colapso extremo de la inversión en Estados Unidos, la cual se desplomó 73,9 por ciento con respecto a su nivel de 1929. Sin duda, éste fue el elemento más grave de la depresión, el cual, por efectos económicos multiplicadores, propagó sus consecuencias al resto de la economía.

La Figura 2 muestra el mismo patrón en la caída actual de la economía en Estados Unidos. El PIB estadounidense y el gasto del consumo de ese país siguieron aumentando hasta el segundo trimestre de 2008, mientras que el gasto en consumo final del gobierno estadounidense todavía sigue creciendo. Sin embargo, la inversión fija de Estados Unidos empezó a bajar después del primer trimestre de 2006 y para el tercer trimestre de 2008, había caído casi seis por ciento; una baja que se aceleró en forma significativa en el cuarto trimestre de 2008.

La razón por la que el descenso de la inversión impulsa el bajón de la economía es que los diferentes componentes de la “demanda” en la economía están controlados por mecanismos económicos muy diferentes. La inversión es el elemento estratégicamente más vulnerable, debido a la propiedad privada de los medios de producción.

· El nivel del gasto público en consumo está controlado por el estado y, por ende, se pueden tomar decisiones directas para impedir cualquier descenso. En este sector, la orientación socialista de Venezuela ofrece una oportunidad particularmente buena para mantener el nivel de la demanda durante la recesión internacional. En contraste, el deseo de la “oposición” de reducir los programas de protección social provocaría una fuerte caída de la demanda del sector del gasto gubernamental, lo que conduciría a una reducción del nivel de vida de la población y profundizaría de manera significativa las tendencias a la recesión de la economía venezolana.

· El consumo personal está determinado por el objetivo de la masa de la población de tener el mejor nivel de vida posible; el problema más fuerte que afecta el consumo personal es el nivel de ingreso y empleo, no el deseo de consumir. El compromiso del gobierno bolivariano de mantener los niveles de vida de la población venezolana y el uso de la política de estado para alcanzar esta meta, por ende, representan la mejor oportunidad de mantener la demanda de los consumidores. La política de la “oposición”, al no utilizar el estado para mantener el nivel de vida de la población, al crear condiciones en las que el desempleo aumentaría severamente y permitir la exportación de capitales, conduciría a un empeoramiento de las condiciones de vida de la población, lo que no solo es una situación no deseada, sino que provoca un descenso de la demanda de los consumidores, con la consiguiente intensificación de las tendencias a la recesión.

· No obstante, las decisiones sobre la inversión privada no están controladas por el consumo sino por las ganancias. Por consiguiente, la inversión no está controlada por los mismos mecanismos que controlan el consumo personal y público y puede caer prácticamente a cualquier nivel. Tal como ya se indicó, este descenso de la inversión es lo que conduce a la baja de la economía en una recesión. Un gobierno comprometido con la economía privada no puede intervenir directamente para detener el descenso de la inversión ya que los medios de producción están en manos privadas. Pero si el gobierno toma decisiones en el tema de la inversión fuera del control de los propietarios privados de los medios de producción, logra limitar o descartar el hecho de que los medios de producción sean privados. Por consiguiente, en circunstancias de crisis económicas profundas como la actual, si un gobierno acepta un marco en el que la propiedad privada domina los medios de producción decisivos en un país, no será capaz de detener el desplome de la inversión. Al contrario, si el gobierno está determinado a impedir que caiga la inversión, deberá contar con instrumentos suficientemente fuertes, en cuanto al peso del sector estatal de la economía, a fin de detener esta caída.

En consecuencia, si al enfrentar la grave crisis financiera internacional, los sectores decisivos de la economía venezolana están controlados por entes privados, y se sigue una orientación que no sea la socialista, no será posible detener la caída de la inversión ni la crisis económica; la economía venezolana entraría en una fuerte recesión. Por el contrario, el hecho de que en Venezuela importantes sectores de la economía estén bajo el control del estado y su orientación sea socialista significa que el gobierno puede intervenir directamente para mantener los niveles de inversión. Es por esta razón que la posición de Venezuela para resistir la crisis financiera internacional es mucho más favorable de la que tendría si su gobierno no fuese socialista.

Asimismo, estos mecanismos demuestran cómo un país con una economía de mercado socialista, como la China, puede intervenir para evitar, o limitar en gran medida, la caída económica, porque puede intervenir directamente en el proceso de inversión a fin de mantener planes de inversión importantes.

Las herramientas disponibles en este tipo de economías para evitar este tipo de crisis de la inversión son muchas y no se cuenta con ellas en una economía dominada por la propiedad privada. En particular:

· Las compañías estatales pueden recibir instrucciones directas de mantener o aumentar sus programas de inversión.

· Los bancos estatales pueden recibir instrucciones de mantener sus programas de crédito.

· Estos pasos ayudan indirectamente a las pequeñas y medianas empresas, que no deberían ser parte del sector estatal; es decir, la actividad del sector público también favorece al sector privado.

En una economía subordinada a la propiedad privada no se cuenta con este tipo de instrumentos. Por ende, las economías que actualmente están dominadas por la propiedad privada, como las de Estados Unidos y el Reino Unido, están pasando en estos momentos por los siguientes procesos negativos:

· Debido a la crisis financiera, las empresas privadas están reduciendo considerablemente sus programas de inversión, lo que profundiza la recesión.

· Los bancos privados anteponen los intereses de sus accionistas a los de la economía en general y, por lo tanto, reducen el crédito, lo que también conduce a una mayor recesión.

· Debido a esta incapacidad del sector estatal para impedir que caiga la inversión o que se mantengan los niveles de crédito de los bancos, la pequeña y mediana empresa cae en crisis.

La conclusión consiguiente es que para resistir la crisis financiera internacional, Venezuela debe contar con un sector estatal suficientemente grande para poder controlar el proceso de inversión en el país; es decir, debe tener una orientación socialista, lo que sería una parte decisiva de la acción en las tres áreas de la “demanda” en la economía. En este caso se requerirían acciones en estas tres áreas:

· Para evitar una caída general de la demanda, se deben mantener altos niveles de consumo personal.

· Se debe mantener el gasto social del gobierno y podría ser necesario aumentarlo a fin de complementar el alto nivel de demanda de los consumidores.

· Lo más importante, el estado debe tomar fuertes medidas para mantener y aumentar el nivel de inversión con el propósito de compensar la caída de la inversión privada provocada por el efecto de la recesión económica internacional. El objetivo de esta inversión, además de su efecto inmediato en el mantenimiento de la demanda en la economía, debe ser aumentar la eficiencia a largo plazo de la economía y mejorar la calidad de vida de la población. En la mayoría de los países, uno de los medios más eficaces para alcanzar esta meta es un marcado aumento del gasto en inversión en infraestructura (transporte, vivienda, comunicaciones, etc.).

En resumen, la política y la economía serán decisivas para Venezuela a comienzos de 2009. La victoria del presidente Chávez en el referendo, manteniendo la orientación socialista de la economía, permitirá a Venezuela enfrentar la crisis financiera internacional. Una victoria para la “oposición”, que permitiría que Venezuela recibiera en pleno rostro el golpe de la crisis financiera internacional, significaría una caída abrupta de los niveles de vida del pueblo venezolano y un grave daño para la economía nacional de Venezuela.

Política y economía en Venezuela

Los dos procesos más poderosos que afectarán este año a Venezuela llegarán simultáneamente a principios de 2009: el referendo constitucional para permitir que el presidente Chávez se postule para un nuevo período presidencial y los efectos de la crisis económica que golpeará a todos los países de América Latina.

Los dos están enlazados en forma inextricable. La orientación socialista de Venezuela ofrece al país la posibilidad de defender el nivel de vida del pueblo venezolano y la economía nacional contra las tendencias extremadamente negativas de la crisis financiera internacional. La victoria de la “oposición” y el fin de la orientación socialista del país lo expondrían al impacto total de la crisis financiera internacional, lo que implicaría una severa caída del nivel de vida del pueblo venezolano y un grave daño a la economía nacional.

Las razones para esta cruda y simple selección son fáciles de entender. La economía de Venezuela, igual que la de todos los países de América Latina, sufrirá el impacto de la crisis financiera internacional. Cada uno de los países más importantes del mundo se está viendo obligado a enfrentar esta crisis, y lo está haciendo, a través de aumento del papel del estado en la economía; por lo tanto, la orientación socialista de Venezuela ofrece la mejor oportunidad para confrontar la crisis económica actual.

En contraste, la “oposición”, debilitando o desmontando el papel del estado en la economía venezolana, provocaría, en primer lugar, enormes penurias para el pueblo, pues la crisis económica sería resuelta a sus expensas; en segundo lugar, dejaría la economía nacional de Venezuela debilitada e inerme ante la mayor crisis financiera de los últimos 80 años.

Por lo tanto, la victoria del presidente Chávez en el referendo es vital no solo por razones morales, políticas y sociales, sino por motivos directamente económicos. Por consiguiente, explicar la relación entre el referendo y la opción de Venezuela para enfrentar la crisis económica internacional también es crucial.

A continuación abordaremos en detalle las implicaciones de decidir entre defender los niveles de vida y la economía nacional de Venezuela, a través de la orientación socialista de la economía, o dejar que la población y la economía venezolanas sean golpeadas por la crisis financiera internacional, debido a las políticas de la oposición.

La razón por la que la orientación socialista de Venezuela es una ventaja decisiva frente a la crisis económica internacional se puede entender fácilmente. El núcleo de cualquier recesión, en particular una tan grave como la actual, es la caída de la inversión privada. En una economía privada, las compañías reducirán la inversión, lo que hará que la economía entre en una fuerte espiral descendente. Sin embargo, una economía socialista, como la de China o Cuba, no tienen que permitir que caiga la inversión. Por ende, la decisión entre seguir una orientación socialista en Venezuela, que significa intervenir en forma decisiva en el proceso de inversión para impedir su caída, o tomar otro camino diferente al socialismo y permitir que las compañías privadas arrastren la economía con ellas en su caída debido a la falta de inversión determinará el destino de Venezuela durante la crisis económica actual.

Las consecuencias de una recesión internacional en una economía dominada por la propiedad privada se muestran en las Figuras 1 y 2.

La Figura 1 muestra el desarrollo de los diferentes componentes del PIB interno de Estados Unidos en la crisis económica más clásica de todos los tiempos, la Gran Depresión en Estados Unidos después de 1929.

Figura 1


La Figura 2 muestra los componentes internos del PIB estadounidense al entrar en la recesión económica actual; la similitud entre los dos gráficos es evidente. La magnitud de la caída económica después de 1929, hasta ahora, es, sin duda, mucho mayor que la actual, pero el patrón de la recesión actual es totalmente clásico.

Figura 2



Analizando estas tendencias con mayor detalle se observa que durante la Gran Depresión, la caída del PIB (Producto Interno Bruto) de Estados Unidos fue de 29,7 por ciento. El gasto público en consumo aumentó durante la recesión. La caída del gasto en consumo personal después de 1929 fue muy fuerte, pero menor que la caída general del PIB. La fuerza motriz de la recesión fue el colapso extremo de la inversión en Estados Unidos, la cual se desplomó 73,9 por ciento con respecto a su nivel de 1929. Sin duda, éste fue el elemento más grave de la depresión, el cual, por efectos económicos multiplicadores, propagó sus consecuencias al resto de la economía.

La Figura 2 muestra el mismo patrón en la caída actual de la economía en Estados Unidos. El PIB estadounidense y el gasto del consumo de ese país siguieron aumentando hasta el segundo trimestre de 2008, mientras que el gasto en consumo final del gobierno estadounidense todavía sigue creciendo. Sin embargo, la inversión fija de Estados Unidos empezó a bajar después del primer trimestre de 2006 y para el tercer trimestre de 2008, había caído casi seis por ciento; una baja que se aceleró en forma significativa en el cuarto trimestre de 2008.

La razón por la que el descenso de la inversión impulsa el bajón de la economía es que los diferentes componentes de la “demanda” en la economía están controlados por mecanismos económicos muy diferentes. La inversión es el elemento estratégicamente más vulnerable, debido a la propiedad privada de los medios de producción.

· El nivel del gasto público en consumo está controlado por el estado y, por ende, se pueden tomar decisiones directas para impedir cualquier descenso. En este sector, la orientación socialista de Venezuela ofrece una oportunidad particularmente buena para mantener el nivel de la demanda durante la recesión internacional. En contraste, el deseo de la “oposición” de reducir los programas de protección social provocaría una fuerte caída de la demanda del sector del gasto gubernamental, lo que conduciría a una reducción del nivel de vida de la población y profundizaría de manera significativa las tendencias a la recesión de la economía venezolana.

· El consumo personal está determinado por el objetivo de la masa de la población de tener el mejor nivel de vida posible; el problema más fuerte que afecta el consumo personal es el nivel de ingreso y empleo, no el deseo de consumir. El compromiso del gobierno bolivariano de mantener los niveles de vida de la población venezolana y el uso de la política de estado para alcanzar esta meta, por ende, representan la mejor oportunidad de mantener la demanda de los consumidores. La política de la “oposición”, al no utilizar el estado para mantener el nivel de vida de la población, al crear condiciones en las que el desempleo aumentaría severamente y permitir la exportación de capitales, conduciría a un empeoramiento de las condiciones de vida de la población, lo que no solo es una situación no deseada, sino que provoca un descenso de la demanda de los consumidores, con la consiguiente intensificación de las tendencias a la recesión.

· No obstante, las decisiones sobre la inversión privada no están controladas por el consumo sino por las ganancias. Por consiguiente, la inversión no está controlada por los mismos mecanismos que controlan el consumo personal y público y puede caer prácticamente a cualquier nivel. Tal como ya se indicó, este descenso de la inversión es lo que conduce a la baja de la economía en una recesión. Un gobierno comprometido con la economía privada no puede intervenir directamente para detener el descenso de la inversión ya que los medios de producción están en manos privadas. Pero si el gobierno toma decisiones en el tema de la inversión fuera del control de los propietarios privados de los medios de producción, logra limitar o descartar el hecho de que los medios de producción sean privados. Por consiguiente, en circunstancias de crisis económicas profundas como la actual, si un gobierno acepta un marco en el que la propiedad privada domina los medios de producción decisivos en un país, no será capaz de detener el desplome de la inversión. Al contrario, si el gobierno está determinado a impedir que caiga la inversión, deberá contar con instrumentos suficientemente fuertes, en cuanto al peso del sector estatal de la economía, a fin de detener esta caída.

En consecuencia, si al enfrentar la grave crisis financiera internacional, los sectores decisivos de la economía venezolana están controlados por entes privados, y se sigue una orientación que no sea la socialista, no será posible detener la caída de la inversión ni la crisis económica; la economía venezolana entraría en una fuerte recesión. Por el contrario, el hecho de que en Venezuela importantes sectores de la economía estén bajo el control del estado y su orientación sea socialista significa que el gobierno puede intervenir directamente para mantener los niveles de inversión. Es por esta razón que la posición de Venezuela para resistir la crisis financiera internacional es mucho más favorable de la que tendría si su gobierno no fuese socialista.

Asimismo, estos mecanismos demuestran cómo un país con una economía de mercado socialista, como la China, puede intervenir para evitar, o limitar en gran medida, la caída económica, porque puede intervenir directamente en el proceso de inversión a fin de mantener planes de inversión importantes.

Las herramientas disponibles en este tipo de economías para evitar este tipo de crisis de la inversión son muchas y no se cuenta con ellas en una economía dominada por la propiedad privada. En particular:

· Las compañías estatales pueden recibir instrucciones directas de mantener o aumentar sus programas de inversión.

· Los bancos estatales pueden recibir instrucciones de mantener sus programas de crédito.

· Estos pasos ayudan indirectamente a las pequeñas y medianas empresas, que no deberían ser parte del sector estatal; es decir, la actividad del sector público también favorece al sector privado.

En una economía subordinada a la propiedad privada no se cuenta con este tipo de instrumentos. Por ende, las economías que actualmente están dominadas por la propiedad privada, como las de Estados Unidos y el Reino Unido, están pasando en estos momentos por los siguientes procesos negativos:

· Debido a la crisis financiera, las empresas privadas están reduciendo considerablemente sus programas de inversión, lo que profundiza la recesión.

· Los bancos privados anteponen los intereses de sus accionistas a los de la economía en general y, por lo tanto, reducen el crédito, lo que también conduce a una mayor recesión.

· Debido a esta incapacidad del sector estatal para impedir que caiga la inversión o que se mantengan los niveles de crédito de los bancos, la pequeña y mediana empresa cae en crisis.

La conclusión consiguiente es que para resistir la crisis financiera internacional, Venezuela debe contar con un sector estatal suficientemente grande para poder controlar el proceso de inversión en el país; es decir, debe tener una orientación socialista, lo que sería una parte decisiva de la acción en las tres áreas de la “demanda” en la economía. En este caso se requerirían acciones en estas tres áreas:

· Para evitar una caída general de la demanda, se deben mantener altos niveles de consumo personal.

· Se debe mantener el gasto social del gobierno y podría ser necesario aumentarlo a fin de complementar el alto nivel de demanda de los consumidores.

· Lo más importante, el estado debe tomar fuertes medidas para mantener y aumentar el nivel de inversión con el propósito de compensar la caída de la inversión privada provocada por el efecto de la recesión económica internacional. El objetivo de esta inversión, además de su efecto inmediato en el mantenimiento de la demanda en la economía, debe ser aumentar la eficiencia a largo plazo de la economía y mejorar la calidad de vida de la población. En la mayoría de los países, uno de los medios más eficaces para alcanzar esta meta es un marcado aumento del gasto en inversión en infraestructura (transporte, vivienda, comunicaciones, etc.).

En resumen, la política y la economía serán decisivas para Venezuela a comienzos de 2009. La victoria del presidente Chávez en el referendo, manteniendo la orientación socialista de la economía, permitirá a Venezuela enfrentar la crisis financiera internacional. Una victoria para la “oposición”, que permitiría que Venezuela recibiera en pleno rostro el golpe de la crisis financiera internacional, significaría una caída abrupta de los niveles de vida del pueblo venezolano y un grave daño para la economía nacional de Venezuela.

Friday, December 12, 2008

Qué ocurre en una recesión – por qué la orientación económica socialista en Venezuela es crucial ante la crisis financiera internacional

Por lo general, la orientación económica socialista de Venezuela se juzga mediante criterios morales: el mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Sin embargo, también posee un aspecto práctico decisivo, en la actual situación, por ejemplo, como es la protección y el desarrollo de la economía en el contexto de la crisis económica global. La orientación socialista de la economía del país le brinda con creces la mejor oportunidad de enfrentar el impacto de la crisis financiera internacional. Para entender esto es fundamental conocer qué ocurre en una recesión.

En el desarrollo de una recesión como ésta en la cual está entrando la economía mundial, lo decisivo no es el gasto del consumidor o del gobierno, lo que ocurre sobretodo en una recesión es la caída de la inversión o, en el peor de los casos, su colapso.

Para ilustrar esto la Figura 1 muestra los cambios en los principales componentes nacionales del PNB de Estados Unidos en la más clásica de todas las recesiones/depresiones: la que se produjo en ese país luego de 1929.

Figura 1


Como puede observarse el patrón es claro. El declive económico de Estados Unidos fue extremadamente grave, a una escala mucho mayor de lo que se está produciendo en la actualidad. Entre 1929 y 1933 el PNB cayó 29,7%. Se requirió una década para volver al nivel que tenía en 1929.

Cuando se analizan los componentes de esta caída aparece un claro patrón. El gasto público aumentó durante la recesión, no solo después de la elección de Roosevelt en 1933 sino incluso durante el gobierno de Hoover.

La caída del gasto del consumo personal después de 1929 fue grave pero menos que el declive general en el PNB. Para 1933 el gasto por concepto de consumo personal del país se había desplomado en un 19,7% en comparación con el 29,7% del PNB. Fue en 1939 cuando el gasto por consumo personal volvió al nivel de 1929.

Pero la caída en la inversion fue extrema, superando con creces el declive en el PNB, lo cual explica la diferencia entre la disminución en el gasto de consumo personal y público y la caída en la producción global.

En 1933 la inversión fija interna privada había caído en un 73,9% en relación con su nivel de 1929. Dicho de otra manera, en 1933 la inversión fija nacional privada fue apenas de 26,1% de su nivel de 1929. Sin duda alguna, este fue el elemento más grave de la depresión y tuvo un efecto multiplicador en el resto de la economía. Patrones similares se observan en cualquier otra recesión.

La razón de esta diferencia en la caída es que mientras la “demanda” en la economía puede entenderse en términos generales, los diferentes componentes de la demanda están controlados por mecanismos muy distintos.

Las decisiones en materia de gasto público son tomadas directamente por el Estado, de manera que pueden controlarse con relativa facilidad. En el caso que nos ocupa, la orientación socialista de Venezuela constituye una buena oportunidad para mantener la demanda durante la recesión internacional.

En cuanto al consumo personal, el objetivo de la masa de la población es tener un nivel de vida tan bueno como sea posible. El tema que más afecta el consumo personal es el nivel de ingresos y no el deseo de consumir.

Las decisiones para la inversión privada no están motivadas por el consumo sino por la ganancia, de manera que las decisiones de inversión no están controladas por los mismos mecanismos que el consumo personal o público, por lo que puede caer a casi cualquier nivel. En una recesión es justamente este tipo de inversión el que se desploma a niveles más bajos.

Por lo tanto, ¿por qué un gobierno capitalista no puede intervenir directamente para detener el declive en la inversión? El tema aquí es la propiedad privada de los medios de producción. Si el gobierno le quita las decisiones de inversión a los propietarios privados de los medios de producción limita o suprime, de hecho, la propiedad privada sobre dichos medios. Entonces, en estas circunstancias, si el gobierno acepta la propiedad privada de los medios de producción decisivos para un país, no puede detener el declive en la inversión, de manera que si el gobierno quiere parar el declive en la inversión, debe poseer instrumentos suficientemente fuertes, en términos del peso del sector público, a fin de evitar que disminuya la inversión en la economía.

Ante la severa crisis financiera internacional, si los sectores decisivos de la economía venezolana estuvieran en manos privadas sería imposible detener la caída en la inversión, de manera que la economía del país entraría en una severa recesión. El hecho de que en Venezuela importantes sectores de la economía sean propiedad del Estado y tengan una orientación económica socialista permiten al gobierno intervenir directamente para sostener la inversión. Esto significa que Venezuela está en mejores condiciones para resistir la crisis financiera internacional, que si no fuera un gobierno socialista.

Las consecuencias prácticas en términos de política económica son claras. El núcleo de la política pública para enfrentar la crisis financiera debe tener tres componentes. En primer lugar, a fin de evitar la caída de la demanda en la economía debe mantener el consumo personal en un alto nivel. En segundo lugar, el gasto público debe sostenerse e incluso aumentarse, a fin de complementar el alto nivel de demanda por consumo. En tercer lugar, el Estado debe tomar fuertes medidas para mantener y aumentar el nivel de inversión a fin de contrarrestar lo que seguramente va a ser un declive en la inversión privada ocasionado por la recesión económica internacional. Además de su efecto inmediato para apuntalar la demanda de la economía, esta inversión debe aumentar la eficiencia a largo plazo de la economía y mejorar la calidad de vida de la población. En la mayoría de los países, incluidos China y Estados Unidos, la manera más efectiva de lograr esto es mediante un aumento drástico del gasto en infraestructura.

Este programa contracíclico será por supuesto mucho más efectivo si se coordina con los socios latinoamericanos de Venezuela.

El comercio de Venezuela frente a la crisis financiera internacional

Un artículo publicado anteriormente en este blog abordó el tema del comercio en América Latina a las puertas de la actual crisis financiera internacional y las implicaciones de este patrón comercial para las políticas dirigidas a confrontar la crisis. Este artículo, dentro del contexto general, analiza la situación específica del comercio en Venezuela.

Sin embargo, el tema del comercio no se puede tratar en forma aislada de otros aspectos de la actual crisis financiera internacional al formular las políticas adecuadas. Por lo tanto, vale la pena mencionar datos generales relacionados con América Latina en el artículo anterior, pues estos tienen vigencia igualmente para Venezuela.

"Lo primero y principal es que en la recesión internacional se reducirá abruptamente o colapsará la inversión privada. Éste es el mecanismo más importante que hará que la economía caiga en una profunda recesión. Por lo tanto, el aspecto fundamental para enfrentar la crisis económica es emprender un programa de inversión pública que permita mantener el nivel general de inversiones en la economía. Este tipo de programas de inversión pública debería tener el objetivo inmediato anticíclico de evitar una caída de la demanda, el cual es un aspecto directamente keynesiano, y un objetivo estratégico de mejorar la eficiencia de la economía. Por esta razón, en muchos casos, la forma más fructífera de inversión es la inversión en infraestructura.

En segundo lugar, el núcleo de la actual crisis económica internacional está dentro del sistema financiero. En la mayoría de los países, entre ellos Estados Unidos, se está llevando a cabo un programa de nacionalización de bancos e instituciones financieras, entre las que se encuentran Citigroup, AIG, Fannie Mae y Freddie Mac, Royal Bank of Scotland, Northern Rock, Bradford y Bingley, etc.

Tercero, debido a la crisis financiera, se reducirá el financiamiento privado a grandes empresas, como se ha visto en el caso de la industria automotriz de Estados Unidos y otros países. Los gobiernos están interviniendo para tomar grandes participaciones accionarias o para nacionalizar completamente dichas compañías a cambio de la ayuda financiera necesaria para sostenerlas durante el bajón.

Cuarto, debido a la crisis financiera, los bancos privados reducirán drásticamente sus créditos o dejarán de concederlos a empresas pequeñas y medianas. Por lo tanto, se debe desarrollar nuevos mecanismos, a menudo pasando por encima de los bancos privados, para mantener el crédito a dichas empresas.

En quinto lugar, debido a la crisis financiera, los créditos hipotecarios se contraerán fuertemente o se agotarán; en el Reino Unido, por ejemplo, los nuevos créditos hipotecarios han caído 80 por ciento y un proceso similar está ocurriendo en Estados Unidos. Esto, a su vez, creará una crisis en la industria de la construcción. Se debe crear nuevos mecanismos de créditos para viviendas e iniciar una fuerte intervención del Estado en este sector.

Sexto, aunque estén preparados los programas de inversión estatal, es vital impedir una caída de la demanda en la economía manteniendo el nivel de vida y el poder adquisitivo de la población, a fin de proteger la difícil posición de las finanzas de las empresas durante la recesión, sin colocar sobre ellas la presión de costos salariales adicionales; esto se podría lograr mediante medidas tales como reducción del impuesto sobre las ventas o el aumento de los programas sociales del Estado.

En séptimo lugar, a pesar de estas medidas, aumentará el desempleo, en particular debido a la situación del sector privado. Se debe emprender o fortalecer acciones como la creación de puestos de trabajo y la protección de los desempleados.

Octavo, la recesión internacional ya ha conducido a una baja de los precios de las materias primas, incluyendo el petróleo, lo que provocará una reducción de ingresos en los presupuestos del Estado. Sin embargo, en condiciones de recesión, en todos los países se produce una expansión del déficit presupuestario en un sentido keynesiano y, por lo tanto, no debe haber recortes en el gasto público equivalentes a la caída de los ingresos.

A partir de esta lista de medidas clave para enfrentar la crisis económica internacional es evidente que las políticas de la oposición venezolana serían catastróficas y están completamente desfasadas con respecto a las que se están adelantando en todos los demás países del mundo; mientras tanto dicha oposición busca debilitar, en lugar de fortalecer, el papel del Estado en la economía. En todos los países del mundo se está produciendo una gran expansión de la intervención del Estado en la economía con el objeto de enfrentar la crisis financiera internacional. Por consiguiente, las políticas de la oposición venezolana empeorarían considerablemente las posibilidades de Venezuela para abordar los problemas económicos internacionales.

Dentro del contexto general ya descrito, el tema del comercio internacional ocupa una posición preponderante. Uno de los principales factores que condujo a la profunda depresión económica después de 1929 fue el derrumbe del comercio internacional. Una caída del comercio mundial también deprimiría gravemente el precio de las exportaciones de materias primas, incluyendo el petróleo, con lo que se intensificarían de manera significativa los problemas presupuestarios de Venezuela.

Venezuela y América Latina en general tienen, por ende, gran interés en mantener el comercio internacional durante esta crisis económica".

El presente artículo examina los parámetros generales y las posibilidades objetivas del comercio en Venezuela dentro del contexto de la actual crisis económica internacional.

Los rasgos generales del comercio venezolano se pueden resumir brevemente. En cuanto a las exportaciones, Venezuela sigue dependiendo en gran medida de las exportaciones hacia países industrializados y Estados Unidos en particular. Apenas se ha producido, si acaso, algún cambio marginal hacia otros mercados, pero éste sigue siendo extremadamente limitado. Éste es el punto débil del comercio de Venezuela tanto desde el punto de vista estratégico como con respecto a la necesidad inmediata de confrontar la crisis financiera internacional. Es imposible en el cortísimo lapso del que dispone el país para hacer frente a la crisis económica, el cual es cuestión de meses, diversificar la estructura de exportaciones en forma suficiente para compensar la caída del valor de la demanda de las exportaciones venezolanas que ocurrirá en Estados Unidos; es decir, no es posible encontrar otros mercados de exportación con la rapidez suficiente para compensar la caída de la demanda desde Estados Unidos. Por consiguiente, se infiere que cualquier programa para enfrentar la crisis económica, en relación con la demanda, debe centrarse en impulsar la economía interna.

En el área de las importaciones, la situación es mucho más satisfactoria. La política de importación que ha seguido el presidente Chávez va acorde tanto con las principales tendencias del desarrollo de la economía mundial en el período reciente, según las cuales una proporción creciente del comercio mundial proviene de los países en desarrollo, como con el objetivo de integración latinoamericana.

Por consiguiente, las tendencias de la estructura de importaciones de Venezuela son positivas tanto desde el punto de vista estratégico como de la meta más inmediata de enfrentar la crisis.

Considerando las exportaciones e importaciones en conjunto, se observa que la estructura del comercio venezolano ha mejorado durante los últimos diez años. Hace una década, Venezuela básicamente exportaba su petróleo hacia Estados Unidos e importaba bienes desde ese país. Es decir que Venezuela, en esencia, intercambiaba petróleo por bienes producidos en Estados Unidos.

Esta estructura comercial no diversificada no era sana y dejaba a Venezuela peligrosamente expuesta a los avatares de la economía estadounidense, un peligro que quedó claramente en evidencia en la situación actual, pues el centro de la crisis económica mundial está en Estados Unidos.

Hoy en día, por el contrario, Venezuela básicamente exporta su crudo hacia Estados Unidos, pero importa bienes desde América Latina y el Caribe y Asia. Por lo tanto, en la nueva estructura del comercio, Venezuela intercambia su petróleo por bienes de América Latina y el Caribe y de las economías en desarrollo de Asia; el hecho de que este intercambio, en términos del flujo monetario, pase a través de Estados Unidos no debe ocultar la realidad esencial de que ahora, el patrón comercial de Venezuela es más sano.

Por consiguiente, el comercio venezolano se ha desarrollado de acuerdo con las principales tendencias de la economía mundial y tiene una estructura mucho mejor que hace diez años, pero la debilidad principal que aún persiste y que tendrá un papel negativo en la crisis financiera, tal como ya se indicó, es la continua dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos; una situación que tardará un tiempo considerable en ser corregida.

A continuación analizaremos estas tendencias en mayor detalle.

Considerando en primer lugar la estructura de las importaciones en Venezuela (Figura 1), se ha registrado una tendencia a largo plazo que apunta a que una proporción cada vez mayor de las importaciones de Venezuela proviene de países en desarrollo, la cual se inició mucho antes de que el presidente Chávez llegara al poder. Si bien con el presidente Chávez la tendencia se ha acelerado de alguna manera, ésta no nació durante su gobierno.

Figura 1




En 1980, 86,4 por ciento de las importaciones de Venezuela provenía de países ya industrializados y apenas 13,5 por ciento de países en desarrollo. Para 2007, 56,0 por ciento de las importaciones venezolanas provenía de países en desarrollo, en comparación con 43,0 por ciento de países industrializados. Las importaciones desde países en desarrollo superaron por primera vez en 2006 las de los países desarrollados.

Analizando en forma más detallada las importaciones venezolanas por área (Figura 2), las importaciones desde América Latina en general superaron las provenientes de Estados Unidos, aunque este país sigue siendo la principal fuente de importaciones de Venezuela. En 2007, 26,6 por ciento de las importaciones venezolanas se originaron en Estados Unidos, en comparación con 42,8 por ciento desde otros países de América Latina y el Caribe.

Figura 2




Desglosadas por país, en 2007, 26,6 por ciento de las importaciones venezolanas provino de Estados Unidos. Las mayores fuentes de importaciones de Venezuela, después de Estados Unidos, se muestran en la Figura 3: Colombia, 13,5 por ciento, Brasil, 9,6 por ciento, China, 6,7 por ciento y México, 3,1 por ciento.

Figura 3




Además de las importaciones desde América Latina y el Caribe, las importaciones de Venezuela desde los países asiáticos en desarrollo también registraron un crecimiento relativamente fuerte y para 2007 representaban 11,4 por ciento del total de importaciones desde Venezuela.

Las importaciones a Venezuela desde la Unión Europea cayeron de 30,3 por ciento en 1989 a 11,7 por ciento en 2007 y el nivel de importaciones desde otras zonas es muy pequeño.

En consecuencia, la tendencia general de las importaciones venezolanas es muy clara. La fuente más importante de las importaciones venezolanas ahora es América Latina y el Caribe, complementadas por un importante comercio creciente con países asiáticos en desarrollo, lo que sigue las tendencias mundiales en general y es normal y saludable desde el punto de vista económico, además de satisfacer los objetivos de la integración de América Latina y el Caribe.

Con respecto a las exportaciones, el análisis se complica debido a una tendencia a largo plazo, la cual es anterior al mandato del presidente Chávez y apunta a que una proporción cada vez mayor de las exportaciones de Venezuela se debe categorizar como “destinos no específicos”; esta proporción se incrementó de 0,1 por ciento de las exportaciones venezolanas en 1985 a 23,8 por ciento en 2007. Estadísticamente se observa una tendencia decreciente para la proporción reseñada de las exportaciones de Venezuela hacia todas las áreas especificadas. Para manejar esta distorsión estadística, las cifras han sido calculadas tanto como porcentajes del total de exportaciones de Venezuela (es decir, incluyendo exportaciones hacia “destinos no específicos”) y como porcentaje de exportaciones hacia destinos específicos. Se verá que las cifras de exportaciones detalladas son diferentes, dependiendo de cuál sea la base de cálculo que se tome, pero las tendencias básicas no se alteran.

Como se puede observar en la Figura 4, independientemente de que se tome el total de las exportaciones o aquellas hacia destinos específicos, no se observa ninguna tendencia que indique que una mayor proporción de exportaciones venezolanas vaya hacia los países en desarrollo, similar a la que señala que un volumen creciente de importaciones proviene de países en desarrollo. Por lo tanto, se puede afirmar que la proporción de las exportaciones venezolanas que se dirigen a países industrializados no ha decrecido.

Figura 4


Considerando lo anterior en forma detallada, la Figura 5 ilustra el hecho bien conocido de que Venezuela sigue siendo muy dependiente de las exportaciones hacia Estados Unidos.

Figura 5


Esta tendencia no es tan adversa para la situación del comercio en general como podría parecer a primera vista, si se considera la diversificación de las importaciones. Si se no se toman en cuenta los flujos monetarios pero sí se incluye el intercambio de materias primas que está teniendo lugar en estos momentos, básicamente Venezuela ahora está intercambiando sus exportaciones de crudo por importaciones de bienes desde países en desarrollo, aunque este intercambio se está produciendo teniendo como intermediario el flujo financiero de la compra de petróleo por parte de Estados Unidos. Si bien esta situación no es satisfactoria, sí representa una considerable mejora con respecto al patrón anterior, según el cual Venezuela dependía de Estados Unidos tanto para sus exportaciones como importaciones.

No obstante, esta situación de dependencia de las exportaciones frente a Estados Unidos sin duda es peligrosa para la economía venezolana desde el punto de vista estratégico, como han dejado ver en forma inequívoca sus consecuencias en la actual crisis económica internacional.

El centro de la crisis financiera mundial es Estados Unidos y su economía se acerca a una grave recesión. Bajo estas circunstancias, se registrará una importante reducción de la demanda de ese país por el crudo venezolano en términos del valor comprado y muy probablemente también en cuanto al volumen físico. Por tanto, su dependencia de Estados Unidos para las exportaciones de petróleo constituye sin duda un peligro considerable para el país, tanto desde el punto de vista estratégico como dentro de la crisis financiera inmediata. Esto justifica la meta señalada del gobierno venezolano de reducir su excesiva dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos. Pero está claro que esta meta no se podrá alcanzar rápidamente y, ciertamente, no a tiempo para mitigar las consecuencias adversas de esta situación en una crisis económica que ya está en marcha.

Considerando las posibilidades de diversificación de exportaciones, en la Figura 5 se muestra el porcentaje de exportaciones venezolanas por países industrializados y regiones. La figura muestra cómo las exportaciones de Venezuela hacia la Unión Europea y Japón han estado disminuyendo continuamente como porcentaje del total de sus exportaciones. La proporción de exportaciones venezolanas hacia la Unión Europea cayó de 18,9 por ciento en 1980 a 7,7 por ciento en 2007; la de Japón descendió de 3,5 por ciento en 1980 a 0,5 por ciento en 2007.

Estas tendencias a largo plazo confirman cómo Venezuela sigue dependiendo de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos y señalan que la Unión Europea y Japón no pueden ser mercados alternativos serios para la diversificación de las exportaciones petroleras venezolanas.

La situación de las exportaciones de Venezuela hacia países en desarrollo se muestra en la Figura 6 como porcentaje de exportaciones que se dirigen a destinos específicos y en la Figura 7 como porcentaje del total de exportaciones. De nuevo se observa que las cifras son diferentes de acuerdo con las distintas clasificaciones, pero las tendencias fundamentales siguen siendo iguales.

Figura 6



Se puede ver que el porcentaje de exportaciones venezolanas que va al Medio Oriente y a países en desarrollo de Europa Oriental es sumamente bajo. El porcentaje que se dirige a otros países de América Latina y el Caribe es significativo, pero ha estado descendiendo considerablemente: en 2007, 40,4 por ciento de las exportaciones de Venezuela hacia destinos específicos se dirigieron hacia otros países en América Latina y el Caribe, mientras que para 2007, el porcentaje había caído a 21,3. Las exportaciones venezolanas hacia países en desarrollo de Asia se habían incrementado, pero seguían siendo bajas; por su parte, el porcentaje de exportaciones hacia destinos específicos, en este caso, países asiáticos en desarrollo, creció de 0,6 en 2000 a 5,1 en 2007.

Figura 7



Los únicos países en desarrollo hacia los cuales se han multiplicado en forma significativa las exportaciones venezolanas son Cuba, básicamente a cambio de servicios de salud y de otra índole, y China. Cuba ahora recibe 3,9 por ciento de las exportaciones venezolanas hacia destinos específicos y China, 4,1 por ciento. Ante el rápido crecimiento y la enorme dimensión de la economía china, la segunda del mundo en términos reales, en principio existe un considerable potencial para que Venezuela aumente sus exportaciones hacia el gigante asiático. China es ahora el segundo mercado para las exportaciones venezolanas, aunque las exportaciones hacia este mercado siguen siendo hasta ahora un décimo de la magnitud de las que se dirigen hacia Estados Unidos. El hecho de que Venezuela tenga costas hacia el océano Atlántico y no hacia el Pacífico también es un factor limitante para las exportaciones de crudo hacia China.

Por ende, está claro que aunque se han registrado avances hacia una estructura de importaciones más satisfactoria, existen grandes dificultades para que Venezuela pueda diversificar las exportaciones y, en todo caso, éste será un proceso a mediano y largo plazo.

En suma, si bien la situación del comercio de Venezuela no es satisfactoria, se han dado grandes pasos hacia un mejoramiento de la estructura comercial del país. No obstante, aunque se trata de un importante logro desde el punto de vista estratégico, es necesario ser extremadamente realista cuando se consideran las posibilidades que ofrece el comercio con respecto a la actual crisis económica mundial. No será posible diversificar las exportaciones venezolanas a corto plazo lo suficiente para compensar, en el ámbito del comercio internacional, la grave recesión que se está desarrollando en Estados Unidos. El principal énfasis en un programa dirigido a enfrentar la crisis financiera internacional para Venezuela debe ser, por consiguiente, la estimulación de su economía interna.

Thursday, December 11, 2008

Las políticas económicas catastróficas de la oposición venezolana

Por lo general, el proceso venezolano se analiza desde la perspectiva política: el proyecto del socialismo del Siglo 21 de Hugo Chávez. Existe sin embargo otra dimensión, la cuestión de saber cómo era el proceso económico que desembocó en la elección de Hugo Chávez y las políticas económicas que se adoptan en la actualidad. Este Blog abordará estos temas.

Necesariamente el punto de partida es la situación económica, y siendo más precisos, la situación económica catastrófica que condujo a la elección de Hugo Chávez.

La llamada “oposición” a Hugo Chávez está formada, de hecho, por los anteriores grupos dirigentes de Venezuela. La razón por la cual perdieron el poder fue que generaron un desastre económico sin parangón en ningún otro gran país de América Latina, de hecho sin equivalente en ningún otro gran país del mundo.

La Figura 1 muestra las características fundamentales de este desastre, allí se observa el crecimiento total del PIB per cápita de los principales países latinoamericanos entre 1950 y 1998, el año en que Chávez fue electo. Durante estos 48 años, el PIB per cápita del país sólo aumentó en un 20% en comparación con 65% en Perú, 78% en Uruguay, 83% en Argentina, 149% en Colombia, 178% en Chile, 185% en Méjico y 224% en Brasil.

Figura 1



En términos de crecimiento anual, el aumento promedio del PIB per cápita de estos ocho grandes países latinoamericanos durante este período fue de 1,8%, en el caso de Venezuela fue menos de ¼ de esto, ubicándose en 0,4% anual.
Si hacemos una comparación entre países, el PIB per cápita venezolano aumentó en un 0,4% anual durante el período respecto a 1,0% en Perú, 1,2% en Uruguay, 1,3% en Argentina, 1,9% en Colombia, 2,1% en Chile, 2,2% en Méjico y 2,5% en Brasil. Por sí solas, estas cifras muestran que la “oposición” venezolana constituyó el mayor grupo de incompetentes en materia económica de la región.

Cuando se examina en detalle las cifras observamos sin embargo que las tendencias producidas por la oposición venezolana fueron en realidad incluso peores que lo que indican los promedios del período.

La Figura 2 muestra el PIB venezolano per cápita para cada año hasta 1998, cuando Chávez fue electo, y se le compara con el nivel de 1950. Esto arroja no solo el extraordinario estancamiento del desarrollo económico venezolano durante casi medio siglo después de 1950, sino que durante 24 años hasta el 2003, cuando Chávez acabó con el control de la oposición sobre la empresa estatal petrolera PDVSA, el PIB per cápita del país en realidad estaba cayendo.

Este extraordinario período de casi un cuarto de siglo de declive del PIB per cápita venezolano sirve de marco a los tumultuosos eventos políticos que se produjeron seguidamente: la explosión social de 1989 en contra de las políticas neoliberales (El Caracazo), el intento de golpe militar de febrero de 1992 liderado por Chávez, el intento de golpe militar del Almirante Gruber en noviembre del mismo año y por último la victoria electoral de Hugo Chávez en diciembre de 1998.
Figura 2

La caída relativa del país en este período fue incluso mayor que la caída absoluta. Venezuela había entrado en la segunda mitad del Siglo 20 como el país más rico de América Latina. Su PIB per cápita era casi tres veces el promedio de los ocho principales países latinoamericanos ya mencionados. Sin embargo, mientras el resto de América Latina creció, Venezuela se estancó. En el 2003, el PIB per cápita de Venezuela se ubicó apenas en un 11% por encima del promedio de los principales estados latinoamericanos. Este cuarto de siglo de declive económico bajo el control de la oposición venezolana se muestra en la Figura 3. El gráfico indica claramente que lo que estaba detrás del declive de Venezuela bajo el liderazgo de la oposición no era una crisis individual sino una incapacidad prolongada y total para desarrollar el país.

Figura 3



El desarrollo ocurrido después de que Chávez puso fin al control de la oposición sobre PDVSA se muestra en la Figura 4. Allí observamos una inmediata y drástica recuperación del PIB per cápita que se ha prolongado hasta el presente.


Figura 4

En resumen, la conclusión de estas tendencias es clara. Las políticas de la oposición venezolana no pueden explicarse como un simple error. Ésta ha desplegado, por más de medio siglo, una total incapacidad para lograr el desarrollo nacional, a pesar de disponer de mayores recursos que cualquier otra nación latinoamericana. En lugar de desarrollar el país, la oposición lo llevó a la mayor catástrofe económica de la región, este fracaso no fue episódico o cíclico sino que se extendió por muchas décadas. Por lo tanto, estas cifras indican que la oposición no puede ser tomada en serio cuando de política económica se trata. Chávez ya ha iniciado el proceso de satisfacer muchas necesidades inmediatas del pueblo venezolano a través de mejoras en la salud, la educación, el suministro de alimentos y otros servicios. Ahora es necesario abordar el desarrollo económico de largo plazo del país. He aquí el objetivo de este Blog.

Principales parámetros del desarrollo económico de Venezuela

A fin de analizar la estrategia económica que Venezuela requiere es importante primero entender los parámetros que determinan el desarrollo económico de los países, puesto que Venezuela no puede, de forma voluntarista, escoger un sendero de desarrollo obviando leyes económicas objetivas.

El examen de la experiencia histórica de largo plazo muestra que el aspecto decisivo que determina la tasa de crecimiento de la economía de cualquier país es la proporción de la economía consagrada a la inversión (la formación bruta de capital fijo nacional). Esta a su vez es tributaria de los ahorros totales (es decir, privado, de las empresas y del gobierno) puesto que cada acto de inversión debe estar financiado por un acto equivalente de ahorro.

A manera de ilustración, la Figura 1 muestra el porcentaje de inversión fija (formación bruta de capital fijo) en relación con el PIB para un grupo de grandes países en los períodos más largos para los cuales se dispone de información. [1]

Figura 1




El patrón es claro y sorprendente. La tendencia más fuerte, con mucho, es que la proporción de PIB dedicada a la formación de capital fijo aumenta con el tiempo. A su vez, como veremos, esta proporción creciente de inversión fija en relación con el PIB está asociada con tasas crecientes de crecimiento económico.

Si tomamos los países en orden cronológico, desde cuando apareció un nuevo pico en la proporción dedicada a la formación de capital fijo, surge el siguiente patrón.

• si regresamos al período inmediatamente anterior a la revolución industrial, la proporción de PIB dedicada a la formación de capital fijo en Inglaterra y Gales, a finales del siglo 17, se ubicó entre 5 y 7 por ciento. Hubo un ligero aumento durante el siglo 19, aunque estimaciones actuales indican que éste no fue importante, llegando a un pico de más de 10 por ciento del PIB del Reino Unido antes de la primera guerra mundial. Este nivel de inversiones bastó para arrancar la primera industrialización de país alguno, pero a una tasa de crecimiento de 2 por ciento anual que, sin bien no tenía precedentes para el momento, era extremadamente lenta en comparación con los parámetros contemporáneos. A ese ritmo se requiere 35 años para que una economía duplique su tamaño y 70 años para que la cuadriplique.

• Volviendo a la parte final del siglo 19, la proporción del PIB de Estados Unidos dedicada a la formación bruta de capital fijo nacional había aumentado hasta superar con creces al Reino Unido. En efecto, hacia las últimas décadas del siglo el aumento era de 18 a 20 por ciento del PIB. Fue a finales del siglo 19 cuando comenzó a producirse una drástica caída de la proporción de la economía estadounidense dedicada a la inversión, tendencia aún más marcada en el período entre las dos guerras mundiales asociada a la depresión de ese momento. Terminada la segunda guerra mundial, el país retomó su patrón de 18-20 por ciento del PIB dedicado a la formación bruta de capital fijo lo cual generó una tasa promedio de crecimiento de 3,5 por ciento anual. A ese ritmo, una economía duplica su tamaño cada 20 años y lo cuadruplica cada 40. Fue con este nivel de inversiones y de tasa de crecimiento que Estado Unidos superó a Gran Bretaña y se transformó en la mayor potencia económica del mundo.

• En el período de la segunda postguerra, Alemania logró un nivel de inversión fija superior al 25 por ciento del PIB, alcanzando un pico de 26,6 por ciento en 1964. Este período 1951-64 correspondió al "milagro económico" de Alemania con un crecimiento promedio de 6,8 por ciento anual. A este ritmo una economía duplica su tamaño cada 11 años y lo cuadruplica en 22.

• A comienzos de los años 1960, Japón alcanzó un nivel de inversión fija de más de 30 por ciento del PIB, llegando a comienzo de los 70 a un pico de 35 por ciento, para caer drásticamente luego. En ese período, la tasa anual de crecimiento de la economía japonesa era de 8,6 por ciento anual. A este ritmo una economía duplica su tamaño cada 8,5 años y lo cuadruplica en 17.

• A partir de los setenta, Corea del Sur alcanzó un nivel de inversión fija de 30 por ciento del PIB. En los ochenta esto superó el 35 por ciento. Las economías de los demás Tigres Asiáticos, Singapur, Hong Kong y Taiwán, tuvieron un patrón similar. La economía surcoreana confirmó la relación entre inversión fija y crecimiento económico ilustrada ya por Japón al crecer en ese período en promedio 8,3 por ciento anual. A este ritmo una economía duplica su tamaño cada 9 años y lo cuadruplica en 18. Estas tasas de crecimiento en Asia mostraron algo que resultaba sin precedentes en la historia de la humanidad: que es posible industrializar una economía y lograr un nivel de desarrollo de "primer mundo" en una sola generación.

• A partir del comienzo de los 90, ya China había alcanzado tasas sostenidas de inversión fija de 35 por ciento del PIB. A comienzos del siglo 21 China logró tasas de formación bruta de capital fijo nacional superiores al 40 por ciento del PIB: un nivel nunca visto en la historia de la humanidad. El resultado fue un promedio de crecimiento económico de 9,8 por ciento anual durante un período sostenido. A este ritmo una economía duplica su tamaño cada 7 años y lo cuadruplica en 15. El resultado de China corresponde al crecimiento económico más rápido en la historia de la humanidad.

• A fin de completar la descripción cronológica, mostramos la proporción del PIB dedicada a la inversión fija en dos países que conocen recientemente un rápido crecimiento económico: India y Vietnam. La proporción del PIB indio dedicado a la inversión fija no ha alcanzado el nivel de China pero ha sido extremadamente elevado al llegar a 34 por ciento del PIB en 2007. A este ritmo, en los últimos cinco años, India ha alcanzado una tasa promedio de crecimiento de 8,8 por ciento anual. A este ritmo su economía se duplicará en tamaño en un poco más de 8 años y se cuadruplicará en 16,5 años.

En Vietnam, la proporción del PIB dedicada a la inversión fija pasó de 13 por ciento en 1990 y 25 por ciento en 1995, a 37 por ciento en 2007. El crecimiento económico se ha acelerado rápidamente a un promedio de 7,9 por ciento anual en los cinco años antes de 2007. A este ritmo de crecimiento su economía se duplicará en un poco menos de 9 años.

Este tipo de nivel de inversión es una condición necesaria para lograr un rápido crecimiento económico: ningún país ha logrado estas altas de crecimiento sin estos altos niveles de inversión. Sin embargo, esta condición no es suficiente. El alto nivel de inversión está inextricablemente vinculado a la escala de producción, es decir al tamaño del mercado para el cual se produce.

En una economía moderna, solo una producción a gran escala puede ser eficiente en áreas decisivas de la economía, lo cual requiere una orientación hacia el mercado internacional. Ningún mercado puramente nacional, ni siquiera el de Estados Unidos o China, es lo suficientemente grande para mantener el nivel más eficiente de producción. Por ende, los altos niveles de inversión deben estar acompañados por una orientación que, desde el comienzo, apunte a las exportaciones y no puramente a la producción nacional.

Es justamente el alto nivel de inversiones acompañado por una orientación hacia las exportaciones lo que hizo posible el rápido crecimiento de Corea del Sur, China, India y Vietnam. A su vez, estas altas y rápidas tasas de crecimiento produjeron un rápido crecimiento sustentable en las condiciones de vida de la población.

Estos aspectos plantean claramente el tema de la estrategia económica de Venezuela. Las decisiones estratégicas más importantes que deben tomarse en el ámbito económico tienen que ver con los niveles de ahorro e inversión. Las potencialidades que existen en este ámbito para Venezuela serán objeto de análisis en futuras entregas de este blog.

Notas

[1] La cifra de Inglaterra para 1688 se encuentra en Angus Maddison, The World Economy, OECD Paris 2006 p395. Las cifras del Reino Unido luego de 1688 y hasta 1947 se calculan a partir de One Hundred Years of Economic Statistics, The Economist, London 1989 p74. Las cifras de 1948 se calculan según International Monetary Fund, International Financial Statistics http://www.imfstatistics.org/imf/. Se ha hecho pequeños ajustes para conectar las primeras estadísticas y ser congruentes con los datos del FMI, en ningún caso esto varía de forma significativa el patrón mostrado. Las cifras de EUA antes de 1948 se calculan a partir de One Hundred Years of Economic Statistics, The Economist, London 1989 p74. Las cifras de 1948 se calculan a partir de International Monetary Fund, International Financial Statistics http://www.imfstatistics.org/imf/. Los datos del período anterior arrojan solo la formación privada fija de capital, mientras que después de 1948 es para la formación total fija de capital, es decir, incluyendo la formación pública fija de capital. No existen estimaciones confiables de la formación pública fija de capital en el período anterior por lo que estos datos se han ajustado hacia arriba por la diferencia entre ambos en 1948, lo cual es ligeramente superior al 2 por ciento del PIB. Es resultado de la ligera revisión hacia arriba del porcentaje del PIB asignado a la inversión fija, pero la diferencia es demasiado pequeña para que afecte el patrón global.

El comercio en América Latina y el Caribe frente a la crisis financiera internacional

La crisis financiera internacional golpeará América Latina y el Caribe a través de múltiples mecanismos. Por lo tanto, ambas regiones tendrán que responder a cada aspecto. Pero estas respuestas solo serán las más eficaces si están insertas dentro de una reacción integrada. Por ende, el tema de este artículo es el comercio en América Latina y el Caribe frente a la crisis económica internacional. Sin embargo, es necesario ubicar este aspecto específico dentro del contexto de otras tendencias principales.

Lo primero y principal es que en la recesión internacional se reducirá abruptamente o colapsará la inversión privada. Éste es el mecanismo más importante que hará que la economía caiga en una profunda recesión. Por lo tanto, el aspecto fundamental para enfrentar la crisis económica es emprender un programa de inversión pública que permita mantener el nivel general de inversiones en la economía. Este tipo de programas de inversión pública debería tener el objetivo inmediato anticíclico de evitar una caída de la demanda, el cual es un aspecto directamente keynesiano, y un objetivo estratégico de mejorar la eficiencia de la economía. Por esta razón, en muchos casos, la forma más fructífera de inversión es la inversión en infraestructura.

En segundo lugar, el núcleo de la actual crisis económica internacional está dentro del sistema financiero. En la mayoría de los países, entre ellos Estados Unidos, se está llevando a cabo un programa de nacionalización de bancos e instituciones financieras, entre las que se encuentran Citigroup, AIG, Fannie Mae y Freddie Mac, Royal Bank of Scotland, Northern Rock, Bradford y Bingley, etc.

Tercero, debido a la crisis financiera, se reducirá el financiamiento privado a grandes empresas, como se ha visto en el caso de la industria automotriz de Estados Unidos y otros países. Los gobiernos están interviniendo para tomar grandes participaciones accionarias o para nacionalizar completamente dichas compañías a cambio de la ayuda financiera necesaria para sostenerlas durante el bajón.

Cuarto, debido a la crisis financiera, los bancos privados reducirán drásticamente sus créditos o dejarán de concederlos a empresas pequeñas y medianas. Por lo tanto, se debe desarrollar nuevos mecanismos, a menudo pasando por encima de los bancos privados, para mantener el crédito a dichas empresas.

En quinto lugar, debido a la crisis financiera, los créditos hipotecarios se contraerán fuertemente o se agotarán; en el Reino Unido, por ejemplo, los nuevos créditos hipotecarios han caído 80 por ciento y un proceso similar está ocurriendo en Estados Unidos. Esto, a su vez, creará una crisis en la industria de la construcción. Se debe crear nuevos mecanismos de créditos para viviendas e iniciar una fuerte intervención del Estado en este sector.

Sexto, aunque estén preparados los programas de inversión estatal, es vital impedir una caída de la demanda en la economía manteniendo el nivel de vida y el poder adquisitivo de la población, a fin de proteger la difícil posición de las finanzas de las empresas durante la recesión, sin colocar sobre ellas la presión de costos salariales adicionales; esto se podría lograr mediante medidas tales como reducción del impuesto sobre las ventas o el aumento de los programas sociales del Estado.

En séptimo lugar, a pesar de estas medidas, aumentará el desempleo, en particular debido a la situación del sector privado. Se debe emprender o fortalecer acciones como la creación de puestos de trabajo y la protección de los desempleados.

Octavo, la recesión internacional ya ha conducido a una baja de los precios de las materias primas, incluyendo el petróleo, lo que provocará una reducción de ingresos en los presupuestos del Estado. Sin embargo, en condiciones de recesión, en todos los países se produce una expansión del déficit presupuestario en un sentido keynesiano y, por lo tanto, no debe haber recortes en el gasto público equivalentes a la caída de los ingresos.

A partir de esta lista de medidas clave para enfrentar la crisis económica internacional es evidente que las políticas de la oposición venezolana serían catastróficas y están completamente desfasadas con respecto a las que se están adelantando en todos los demás países del mundo; mientras tanto dicha oposición busca debilitar, en lugar de fortalecer, el papel del Estado en la economía. En todos los países del mundo se está produciendo una gran expansión de la intervención del Estado en la economía con el objeto de enfrentar la crisis financiera internacional. Por consiguiente, las políticas de la oposición venezolana empeorarían considerablemente las posibilidades de Venezuela para abordar los problemas económicos internacionales.

Dentro del contexto general ya descrito, el tema del comercio internacional ocupa una posición preponderante. Uno de los principales factores que condujo a la profunda depresión económica después de 1929 fue el derrumbe del comercio internacional. Una caída del comercio mundial también deprimiría gravemente el precio de las exportaciones de materias primas, incluyendo el petróleo, con lo que se intensificarían de manera significativa los problemas presupuestarios de Venezuela.

Venezuela y América Latina en general tienen, por ende, gran interés en mantener el comercio internacional durante esta crisis económica. Por consiguiente, este artículo examina los parámetros generales y las posibilidades objetivas del comercio en América Latina; en un segundo artículo se analizará las características específicas del comercio de Venezuela dentro de ese contexto.

Tomando en primer lugar las exportaciones, la debilidad clave de América Latina es su dependencia del comercio con Estados Unidos. Las dimensiones de esta situación se describe en la Figura 1.

En 2007, el último año para el cual se dispone de cifras, 63,6 por ciento de las exportaciones desde América Latina y el Caribe terminó en países industrializados y 44,3 por ciento quedó en Estados Unidos. Esto representa cierta diversificación de las exportaciones hacia otros países diferentes de Estados Unidos u otros países industrializados durante la última década; el pico de la participación de países industrializados en exportaciones desde América Latina y el Caribe fue de 74,2 y se alcanzó en 1999 y el correspondiente a Estados Unidos en las exportaciones de la región fue de 57,2 por ciento en el año 2000.

Figura 1



De acuerdo con los datos que se muestran en la Figura 2, en 2007, 37,2 por ciento de las exportaciones de América Latina y el Caribe estuvieron destinadas a países en desarrollo; en otras palabras, las exportaciones a todos los países en desarrollo fueron menores que las destinadas a Estados Unidos.

Las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia la Unión Europea y Japón están descendiendo y no muestran ningún indicio de aumento.

Estas cifras tienen importantes implicaciones. Se está registrando una tendencia a la diversificación de las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia otros países diferentes de Estados Unidos y los países industrializados. Este fenómeno es estratégicamente crucial, se debe mantener y sigue la tendencia general en la economía mundial de un mayor peso de los países en desarrollo en el comercio mundial. No obstante, esta tendencia se fortalecerá en un período largo, una década o más; no puede desarrollarse de forma suficientemente rápida como para enfrentar una crisis económica que ya se ha iniciado y que cobrará impulso en cuestión de meses.
La dependencia de América Latina y el Caribe de las exportaciones hacia Estados Unidos es muy grave y tendrá repercusiones muy negativas en la recesión internacional actual. La actual crisis financiera tiene su origen en Estados Unidos cuya economía ya se está acercando rápidamente a una recesión. Esto significa que las importaciones de esepaís caerán abruptamente; una tendencia que empeorará si se devalúa el dólar. La hipótesis más segura para América Latina y el Caribe debe ser la caída del volumen de importaciones de Estados Unidos en términos absolutos lo cual, combinado con el descenso en los precios de las materias primas que ya ha ocurrido, significa que los ingresos recibidos por los países de América Latina y el Caribe por sus exportaciones hacia Estados Unidos se desplomarán.

La diversificación del comercio hacia regiones que probablemente sufran recesiones menos graves que la de Estados Unidos, en particular Asia, y la expansión del comercio dentro de América Latina y el Caribe son, por ende, importantes. Pero no es posible que se pongan en práctica con la rapidez o a una escala suficiente en el plazo disponible para compensar las consecuencias negativas del bajón del ciclo comercial. Esto significa que el punto focal principal para los países latinoamericanos debe ser la expansión de la demanda interna a través de las medidas descritas al comienzo de este artículo. Por consiguiente, el marco general debe ser el establecimiento de programas de recuperación interna complementados con medidas para diversificar el comercio hacia otros países diferentes de Estados Unidos y hacia áreas de mayor crecimiento económico.

En relación con las posibilidades de incrementar las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia países en desarrollo, las cuales crecerán más rápidamente que hacia Estados Unidos en el próximo período, las tendencias clave se muestran en la Figura 2.

Durante el último período se ha registrado un aumento significativo de las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia países en desarrollo, tras un período de depresión a mediados de los 90. La participación de las exportaciones de América Latina y el Caribe que van hacia los países en desarrollo creció de 22,8 por ciento en 1999 a 32,7 por ciento en 2007.

Dentro de ese contexto, la mitad del aumento, 5,3 por ciento, se debió a un incremento de las exportaciones hacia los países en desarrollo de Asia, las cuales, en el caso de las exportaciones desde América Latina y el Caribe, pasaron de 3,6 por ciento hasta 8,9 por ciento. Sin embargo, estas dos regiones siguen representando el mercado más grande para sus propias exportaciones con 19,1 por ciento de exportaciones en 2007, un aumento de 16,6 por ciento con respecto a 1999. No obstante, este 2,5 por ciento de incremento en la participación es menos que eso para Asia. Las exportaciones hacia el Medio Oriente y África son bajas y no muestran una tendencia importante al crecimiento.

Figura 2



Sin embargo, en la actualidad el total combinado de las exportaciones de los países de América Latina y el Caribe hacia otros países en la región y hacia los países en desarrollo de Asia es una cifra muy significativa. Representa 28 por ciento de las exportaciones desde América Latina y el Caribe, lo que excede con creces las exportaciones hacia la Unión Europea o Japón.

Las exportaciones hacia América Latina y los países en desarrollo de Asia ahora ascienden a casi dos tercios (63 por ciento) de las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia Estados Unidos. Además, las exportaciones hacia América Latina y el Caribe y los países en desarrollo de Asia aumentaron mientras que las destinadas a Estados Unidos cayeron abruptamente (véase la Figura 3).

En 2000, las exportaciones hacia Estados Unidos representaron 57,2 por ciento de las exportaciones de América Latina y el Caribe, en comparación con 21,9 por ciento del total combinado de las exportaciones hacia otros países de América Latina y el Caribe y hacia los países en desarrollo de Asia, es decir, las exportaciones hacia Estados Unidos fueron 161 por ciento más que las destinadas hacia América Latina, el Caribe y los países en desarrollo de Asia combinadas. Para 2007, las exportaciones solo hacia Estados Unidos estaban 58 por ciento por encima de las que iban a América Latina y los países en desarrollo de Asia.

Las implicaciones de estas cifras son claras. Si la alternativa para las exportaciones desde América Latina y el Caribe hacia Estados Unidos se concibe solo en términos del comercio intrarregional entre América Latina y el Caribe resultaría insuficiente, dado el tamaño de sus economías. En cambio, si el marco se concibe como América Latina y el Caribe junto con los países en desarrollo de Asia, entonces el total se asimila rápidamente a las exportaciones hacia Estados Unidos.

De lo anterior se puede colegir que la principal prioridad del comercio de exportación de América Latina y el Caribe en la crisis financiera internacional debe estar entre América Latina y el Caribe y la relación con los países en desarrollo de Asia.

Figura 3


En cuanto a las importaciones de América Latina y el Caribe, la situación es mucho más favorable que en el caso de las exportaciones. Las importaciones desde los países en desarrollo ya superaron considerablemente las que provienen de Estados Unidos (véase la Figura 4).

En 2007 las importaciones desde Estados Unidos representaron 33,1 por ciento de las importaciones de América Latina y el Caribe, mientras que las importaciones desde los países en desarrollo correspondieron a 44,5 por ciento. Es más, las importaciones hacia América Latina y el Caribe desde la Unión Europea, además de las provenientes de Estados Unidos, cayeron en forma acentuada, mientras que las de Japón y Canadá fueron bajas y no mostraron ninguna tendencia al alza. En pocas palabras, el comercio de importación de América Latina y el Caribe desde los países en desarrollo es mucho más dinámico que el que tiene lugar con los países industrializados, incluyendo Estados Unidos.

Esta tendencia se consolida fuertemente. Tal como se puede ver en la Figura 4, la diversificación de las importaciones de América Latina y el Caribe desde otros países diferentes de Estados Unidos y otros países industrializados ha estado en marcha durante un período considerable.

Considerando los países industrializados en general, el año que mostró un pico en la proporción de las importaciones hacia América Latina y el Caribe desde esos países fue 1991 con 74,3 por ciento; en 2007 cayó a 54,4 por ciento. En cuanto a las importaciones desde Estados Unidos, el año pico fue 1999 con 49,2 por ciento y para 2007 este porcentaje había declinado a 33,1 por ciento. Para el año 2007, los países en desarrollo representaban 44,5 por ciento del total de las importaciones realizadas por América Latina y el Caribe en comparación con apenas 33,1 por ciento desde los Estados Unidos.

Figura 4



Esta tendencia de las importaciones es significativa no solo per se sino porque se puede usar como marco para que la región de América Latina y el Caribe desarrolle relaciones bilaterales, incluyendo exportaciones, con aquellas zonas o países que se están convirtiendo en socios comerciales cada vez más importantes.

Considerando en mayor detalle las importaciones desde los países en desarrollo, la expansión más notable se registra nuevamente en las provenientes de los países asiáticos en desarrollo, como se puede ver en las Figuras 5 y 6. La proporción de importaciones hacia América Latina y el Caribe desde los países en desarrollo asiáticos se ha incrementado drásticamente, de 2,1 por ciento en 1980 hasta 18,5 por ciento en 2007 (véase la Figura 5). La proporción de importaciones desde otros países en la región hacia América Latina y el Caribe también se multiplicó en forma significativa, pasando de 15,3 por ciento en 1999 a 21, 6 por ciento en 2007.

Las importaciones desde el Medio Oriente y África siguen siendo bajas y no muestran ninguna tendencia al alza.

Figura 5



Tomando estas tendencias en conjunto, la proporción combinada de las importaciones de América Latina y el Caribe correspondiente a otros países latinoamericanos y caribeños y a países en desarrollo asiáticos excede las importaciones desde Estados Unidos.

En 2007, la proporción de las importaciones de América Latina y el Caribe que proviene de Estados Unidos ascendió a 33,1 por ciento, mientras que desde otros países latinoamericanos y caribeños y desde los países en desarrollo de Asia fue de 40,0 por ciento.

Figura 6



Dentro de este marco general, el mercado del país en desarrollo más importante es China, que ya superó a Estados Unidos y Alemania para convertirse en el primer exportador de bienes del mundo. Este país es el tercer importador mundial de bienes, detrás de Estados Unidos y Alemania, con un aumento más rápido de las importaciones que cualquiera de estos dos países. En los próximos 20 años se proyecta que China superará a Estados Unidos para convertirse en la economía más grande del mundo.

La tendencia de las importaciones chinas en América Latina y el Caribe, comparada con las de Estados Unidos, se muestra en la Figura 7.

Figura 7



¿Qué conclusiones se pueden extraer de estas tendencias para América Latina y el Caribe frente a la crisis económica internacional?

La primera es que el proceso que ya está en marcha en varios países latinoamericanos para reducir la dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos es totalmente necesario. Se producirá una fuerte contracción en la demanda de Estados Unidos de importaciones durante la recesión que se avecina, debido tanto al bajón de la economía estadounidense como a los posibles descensos del tipo de cambio del dólar; además, mientras más se diversifiquen las exportaciones de América Latina y el Caribe hacia otros países diferentes de Estados Unidos, se podrá enfrentar de una manera más exitosa la crisis económica internacional.

La segunda es, sin embargo, que el cambio requerido para diversificar las exportaciones es enorme. Resulta imposible en el tiempo que resta antes de enfrentar las consecuencias de la crisis económica internacional, que ya se ha iniciado y se desarrollará en los próximos meses y años, reducir la proporción de exportaciones hacia Estados Unidos o abrir otros mercados de exportación con la rapidez suficiente para tener mercados internacionales alternativos de una magnitud tal que permita compensar la crisis en Estados Unidos. Por lo tanto, el meollo de los programas económicos en contra de la crisis en América Latina y el Caribe debe estar compuesto por medidas para impulsar la recuperación de la economía interna, complementadas por acciones para diversificar las exportaciones hacia otros países aparte de Estados Unidos. Igual que en todos los países que están enfrentando la crisis económica, el punto focal de estos programas debe ser una expansión de la actividad por parte del Estado en la economía; en particular, la expansión de la inversión pública para contrarrestar la fuerte caída que tendrá lugar en la inversión privada.

La tercera conclusión es que, con respecto al comercio, el proceso de integración económica en América Latina y el Caribe es extremadamente importante desde el punto de vista estratégico. Pero este mercado no es suficientemente grande per se para constituir un mercado comercial alternativo al que proporciona Estados Unidos. En cambio, la combinación de América Latina y los países en desarrollo de Asia es suficiente para compensar por completo el mercado de Estados Unidos. Por lo tanto, junto con las medidas para fortalecer la integración económica de América Latina y el Caribe, deben aplicarse políticas para profundizar las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y las economías en crecimiento de Asia, en particular, China.